Rabia. Por saber que no tuvimos ni fuerzas ni ganas de querernos más, ni de hacerlo bien.
Impotencia por un amor correspondido, encerrado en las verdades que el universo nos tenía preparado.
Dolor por cada paso dado en direcciones opuestas, dejando atrás la muralla destruida, ajada y cochonbrosa que alguna vez albergó esperanza de algo.
Tu y yo, yo y yo... Una acción a mí favor. Una más, una menos para los dos.
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