Las letras se deslizan entre los dedos de la niña, queriendo salir de su imaginación y ser motivo de conversación. Las palabras se le agolpan en el pecho y buscan resquicios de huída, pero la armadura la respalda una vez más. Aquella decisión no fue suya y sabe que la llave del baúl se perdió, pero a veces sueña con abrir el candado a base de pronombre personal. Mientras tanto, sigue cazando las palabras que salen de su mente a través de sus dedos mientras la persiana no esté del todo bajada...
La niña sigue dentro de su armadura. Distraída con nuevas emociones, pero siempre pendiente de su entorno. Algo la distrajo. De nuevo esos pasos junto a ella. Resonaban a lo lejos, entre la multitud. Esos pasos que ignoraron su presencia. La niña quiso ponerse en pie, pero su armadura no le permitió avanzar. Su armadura la protegió una vez más, pero le dejó una sensación extraña en la boca. Sabía a óxido, se sentía pesada. Desde ese momento se ha vuelto experta en reconocer aquellas pisadas, cada vez más cercanas. Sus pies cambian de dirección a la misma vez que sus ojos buscan un resquicio de apertura en la comisura de los metros que los separan.
Cerró la puerta de un portazo. Un golpe que resonó por toda aquella habitación, levantando el polvo y dejando huellas vacías. No fue su decisión, pero el silencio si lo sufrió. El shock se apoderó de ella y le tambaleó la realidad. Y antes de que se volvieran a escapar sentimientos que ya no le pertenecían, encerró en el baúl aquello que debía. Pero esta vez, no guardo la llave. No volvería a cometer el mismo error. La llave desapareció mientras ella salía de la estancia, tomando la decisión de crecer lo suficientemente para no caber nunca más en aquellas cuatro paredes. Esta vez, ella se protegió...
Quedamos a la espera, JAAJAAA!!!
ResponderEliminarLa música no se oye con Firefox.
¡Un beso!
Miguel