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Mostrando entradas de abril, 2019

La lista.

Aquellos pies no volvieron a pisar esa estancia tan peculiar, pero el corazón se quedó como testigo para describir a la perfección cada rincón de sus librerías, culminantes de páginas que fueron testigos de una gran historia de pasión, tan llena de amor que nunca llegó a fraguar. Un vestido naranja iluminaba cada paso, y unas manos traviesas buscaban recodos entre las telas, logrando dejar la curiosidad en un segundo lugar, y plasmando en su piel el recuerdo imborrable de unos labios en su espalda. El recuerdo no lo olvida por el erotismo que desprendió cada letra que fue testigo, a pesar de ser, sin más, una más en su lista por tachar.

Se cerró...

Entre tantos sentimientos desordenados costaba distinguir la realidad de lo que pasó. No todo fue bueno, no todo era positivo. Al tocar aquellos momentos magicos, éstos se desintegraban en sus manos como si de humo se tratase, y dejaban al descubierto emociones oscuras, llenas de rabia y dolor. Aquellos fragmentos de memoria no se desintegraban, sino que se aferraban a los dedos de la niña, haciendole recordar por qué aquel baul estaba cerrado bajo llave. La angustia la abrazo, la derrumbo, y le mostró su peor cara... Con desesperación volvió a cerrar aquel baul, dejando en su interior todo aquello que nunca debió de salir. Se sentó sobre la tapa, y esperó... Tenia que volver a cerrarlo, todo tenía un porqué, y aquellos sentimientos le hicieron sentir más dolor qué alegría. La figura de la puerta era difusa, casi traslúcida. La claridad de su presencia se desvaneció, y la cerradura calló al suelo...

Tu baúl...

El baúl se abrio, y nadie le dio permiso ¿Fue una ráfaga de viento? ¿Fue un golpe de suerte? El baúl se rompio. ¿Dónde quedó la cerradura? A los pies de la niña se derramo el contenido del baúl. Inundó el cuarto y mojó sus ropajes. La dejó fría, intranquila, miedosa, sensible ... ¿Cómo recogía nuevamente todo aquello? Una silueta la miraba desde la puerta. En sus manos la cerradura de aquel baúl tintineaba, brillante y victoriosa, feliz de volver a dar rienda suelta a todo aquello que siempre habia encerrado. Su piel disfrutó de la suavidad de aquellos sentimientos. "Zink...?" "Sigo aquí, siempre he estado aquí" "Zink... ¿Que ha pasado? ¿He dormido? ¿He soñado?" " Has vivido..."