Una puerta cerrada, una llave perdida, y una nueva forma de abrir aquella cerradura que se prometió para siempre cerrada. Silencio salieron de las paredes de aquella habitación. La soledad se seguía sintiendo después de tantos años. La misma confusión que tanto la había hecho sufrir. Tristeza por deshacer pasos que juró olvidados. El olor a talco que desprendía el polvo depositado sobre aquel baúl y la sensación de suavidad sobre la yema de sus dedos le provoca una añoranza insoportable de controlar La niña sigue sentada sobre el quicio de aquella puerta rota, buscando en el espesor de la habitación alguna razón que le sirva para dejar la puerta abierta...
Sí Quisiera saber más sobre tí. Toda una vida luchando contra tus secretos, sufriendo en ignorancia. Sí... Me escondo tras la ventana, rebuscando un sólo resquicio que me asegure tu bienestar. Sí... Me gustaría ser quién te apoye, pero el dolor aún reside en mí, me pesa, me arrastra... Sigo buscando letras que no me pertenecen, por el simple ego de un amor perdido. Quisiera soltar amarras, pero la niña no dejará que se pierdan todas esas lágrimas amargas.
Cuánto tiempo sin asomarme por los blogs que frecuentaba. Me alegro de que sigas activa y volver a disfrutar de tus palabras.
ResponderEliminar¡Qué alegría volver a saber de los que eramos habituales! ¡Un saludo enorme!
EliminarSí, estoy poco a poco a ver si retomo las buenas costumbres :-D
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