Una taza fría

Unos ojos incapaces de expresar lo que sentían buscaban en el infinito la respuesta que ya tenían,  aunque su naturaleza salvaje les impulsase a dar tienda suelta a sus deseos...
Y entonces una daga se le clavo en el corazón,  recordándole aquello que no quería saber,  y un dolor punzante saco las lágrimas que había prometido guardar.

Curioso el destino,  cruzando caminos sesgados de grietas,  tropiezos y esquivo.  Curiosa la vida,  dando razones que el corazón no quiere comprender.

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